Relato que forma parte de la cosmogonía de la creación ye’kuana .
A Nuna, la luna, le gustaba oir los cantos y sonidos de la gente, así que robó la maraca de Wanaadi.
En el fondo de un raudal, construyó su casa y se quedó viviendo en las aguas.
Remontaron el río, y consiguieron rodearla, en ese momento le dijeron a Dede, el murciélago pescado:
Nosotros vamos a disparar nuestras flechas, vamos a matar a la serpiente para que suelte la maraca, quedate ahí quieto vigilando, no la vayas a dejar caer al agua
Los cazadores apuntaron y dispararon todos a la vez. Sus flechas volaron cayendo certeramente sobre Wiyu. La Gran Serpiente parecía un puercoespín con todas esas flechas clavadas en su cuerpo. Sin rendirse recogió su penacho de plumas y luchó, pero finalmente se desplomó en una estrepitosa caída que desbordó el agua de los ríos, inundando toda la tierra. En su caída soltó la maraca.
Dede vigilaba listo con una tarraya para atajarla, para que no cayera.
Agárrala no dejes que se pierda
Le gritaron a Dede
Pero Fi’cha, un pájaro vaco, llegó rápido volando hacia Dede, y lo empujó con su larga cola.
Quítate, dejame atajarla
Le dijo a Fi’cha a Dede, mientras le quitaba la atarraya.
Pero no tuvo tiempo, la maraca pasó de largo y cayó al agua, chocando con las piedras. Fi’cha era pretencioso y desobediente, nadie le había dado esa orden. Por eso ocurrió la desgracia.
La gente de Wanaadi que estaba dentro, se desparramó en el agua, pero no murió; se transformó en los peces, en babas, caimanes, tortugas, anacondas y en todos los animales que ahora viven en los ríos y lagunas. La Gran Serpiente tampoco murió, tenía mucho poder y ante los ojos de todos se elevó dejando en el cielo su penacho de plumas, como una larga estela en forma de Arcoiris.
Fuentes:
Bermudez, B., Rodriguez, J. (1994). Wiyu La seripiente emplumada y otros mitos ye’kuana, Alfadil Ediciones.
Me encantó la lectura y la recreación del mito.
Las imágenes están hermosas.