
El Covid-19 ha implicado diferentes retos para los pueblos. Cuba ha sido el país menos afectado en el continente latinoamericano, y la pandemia ha sido una ocasión en la que ha relucido el sistema de salud de la isla y la capacidad de movilización de la gente. Como parte del desafío “Trabajo y Covid”, Kalia León, co-fundadora del proyecto DominioCuba, documenta el caso de Ana Suárez, una trabajadora textil e integrante de la Federación de Mujeres Cubanas quien se voluntarió para trabajar en un centro de aislamiento en La Habana, apoyando a los aislados y médicos en la higienización y el orden interno.

Federada cubana, trabajadora voluntaria en un centro de aislamiento en La Habana, para personas que han tenido contacto con portadores de Covid pero no han desarrollado enfermedad.

Por convocatoria de la FMC, a las miembros del atelier estatal donde diseña ropa en tiempos de normalidad, este 2020 se incorporó como asistente de limpieza y administración.

Su esposo, Adolfo Sánchez, la acompaña en esta decisión y dividen las actividades de higienización y apoyo a los aislados y médicos. Juntos pasan mejor los 15 días de aislamiento que toma la misión.

Ante la falta de material deshechable, cada día son desinfectados por métodos tradicionales el vestuario médico, los cubrebocas manofacturados y demás prendas de uso diario.

Gracias al esfuerzo de la voluntaria el personal médico reutiliza higiénicamente su vestuario de protocolo.

Cada albergado obtiene en la mañana un nuevo nasobuco manofacturado con doble capa de tela.
Con la satisfacción del deber cumplido se sienta a descansar y ver la televisión, en la sencillez del local transfomado en centro de ailamiento.
