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La lucha en el rescate del hato Palo Quemao

I. Los hechos de mayo de 2018

Era la noche fresca de un viernes, en pleno llano entre Portuguesa y Barinas. Se esperaban las próximas lluvias del ciclo de invierno y en todas las parcelas preparaban la tierra para aprovechar el preciado líquido. Jesús León y Guillermo Toledo, ambos campesinos, regresaban de Caracas el 11 de mayo del año 2018, junto a otras tres personas más, también campesinas.

Habían visitado distintas instituciones judiciales y la Asamblea Nacional Constituyente, a nombre del Consejo Campesino Robert Serra, para denunciar las amenazas de muerte que habían recibidos por un rescate de más de 300 hectáreas del Hato Palo Quemao, en el municipio Arismendi del Estado Barinas.

Mientras los demás decidieron ir a sus casas de origen, la mayoría en Guanarito; León y Toledo fueron al campamento de Palo Quemao para poner al tanto de lo que habían hecho en la capital al resto de los productores y productoras, alrededor de 60 familias.

Al poco tiempo, el ruido de un motor anunció la llegada al rescate de una camioneta azul. Se bajaron cinco hombres con acento colombiano y armados con pistolas y fusiles Ak-47. Pasaron por cada parcela, juntando a todos y a todas en el campamento central. Desde un teléfono móvil, Leyeron una lista con 5 nombres, de los cuales solo Toledo se encontraba presente. Lo montaron en la camioneta esposado y se lo llevaron.

En el camino encuentran a Jesús León, quien andaba con su hija de 12 años. Lo suben al vehículo, dejando a la niña, a quien le apuntaron en la cabeza porque no quería abandonar a su papá.

Al día siguiente, a orilla del camino hacía el caserío Las Calenturas, en el mismo estado Barinas, fueron encontrados los cuerpos de los campesinos con disparos en el cuerpo y la cabeza.

II. El rescate de Palo Quemao

El Hato Palo Quemao comprende más de 4 mil hectáreas de tierras que, debido a su suelo bajo, se inundan durante los vastos inviernos llaneros y son aptas para ganadería. A pesar de que gran parte está dentro del estado Barinas, el Hato se extiende hacia Portuguesa y Apure, además tiene frontera con Cojedes.

Estas tierras no son solo de interés económico, por su ubicación se presume que es una zona estratégica de paso hacia la región central de Venezuela y la salida al Caribe; tanto para el contrabando, el narcotráfico y la conquista de territorios por organizaciones paramilitares.

En marzo del año 2017, José Ávila, entonces presidente del Instituto Nacional de Tierras (InTi), otorgó un certificado de finca mejorable sobre 1800 hectáreas a favor de Agropecuaria Mañongo, cuyo propietario es Carlos Eduardo Pardi Moncada.

Desde años atrás, los campesinos y campesinas apostados en el rescate habían recibido amenazas de Pardi y representantes de la agropecuaria. Sin embargo, la certificación del INTi agudizó el conflicto y llevó a una escalada de violencia a finales del 2017 que terminó en los asesinatos de León y Toledo en el 2018.

En noviembre del mismo 2017, el mismo Pardi entró al rescate acompañado de varios hombres armados. Tumbaron ranchos, destruyeron sembradíos, quemaron enseres y amenazaron a quienes se encontraban presentes en ese momento. El Ministerio Publico tiene la denuncia hecha el 13 de noviembre bajo el expediente número 3772.

Ya el terrateniente había contratado con anterioridad a campos volantes, especies de capataces que van armados amedrentando permanentemente a los campesinos y a las campesinas.

Días después de la incursión de Pardi, la Guardia Nacional y la Policía estadal procedieron a desalojar a los campesinos y campesinas, con la orden de un juez, destruyendo lo que quedaba y deteniendo a 9 productores por alteración del orden público y estado de embriaguez.

III. La lucha por la justicia

Las banderas de lucha en contra del latifundio en Palo Quemao datan de mediados de los 70. Con la Revolución Bolivariana, esta lucha tomó fuerza. Jesús León y Guillermo Toledo eran parte de una de estas generaciones.

Con los asesinatos de Jesús León y Guillermo Toledo, familiares, compañeros y compañeras, así como organizaciones campesinas de toda Venezuela claman venganza, que no es otra cosa más que justicia.

En la lucha por la tierra han sido asesinados más de 400 pequeños productores y pequeñas productoras. Escandalosa cifra que incrementó de manera progresiva a partir del 13 de noviembre del año 2000 con la promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.

Dos meses después de los asesinatos, el 12 de julio del 2018, varios campesinos y campesinas iniciaron una marcha hacia Caracas en contra del latifundio y del sicariato. León y Toledo se han convertido en estandarte de las organizaciones campesinas que hoy mantienen en alto las banderas que levantó la Revolución Bolivariana: la democratización de la tierra, la erradicación del latifundio y, sobre todo, el derecho a la vida de quienes trabajan el campo.

Fuentes: albatv.org, crbz.org y testimonios orales de campesinos y campesinas de la zona.

Textos e investigación: Rigger Triviño. Ilustración de cabecera y retrato de Jesús León: Dazazás. Retrato de Guillermo Toledo: Fiesky Rivas. Ilustración de la Marcha Campesina: Forastero LPA (Tomada del cartel de la Plataforma de Lucha Campesina). Dirección de arte: Kael Abello.

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