La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por las luchas africanas contra el colonialismo. Con grandes sacrificios, docenas de países conquistaron su independencia.
Dado el primer paso, varios líderes entendieron la importancia de la unidad frente a las potencias occidentales y a un neo-colonialismo que se instaló de inmediato. El 25 de mayo de 1963, hace 60 años, en Addis Ababa, se fundó la Organización de la Unidad Africana, con 32 miembros fundadores a los que se sumarían otros en las décadas siguientes. Más tarde pasó a llamarse Unión Africana.
Sin embargo, las potencias occidentales sembraron guerras, golpes de Estado y otros ataques para frenar el desarrollo y la unidad de África. Sumando las peleas internas y desviaciones de los mismos procesos, el continente se encuentra hoy sumergido en una opresión neo-colonial y subdesarrollo. Pero las huellas de la liberación alentarán las luchas que están por venir.
Las fronteras africanas nada tienen que ver con sus pueblos y características. Los imperios europeos dividieron el continente en la infame Conferencia de Berlín de 1885. El reparto sufrió ajustes como resultado de diferentes guerras. Es importante señalar que Etiopía nunca fue sometida por las potencias occidentales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, aceleraron los anhelos de liberación en todos los rincones del continente. En algunos casos hubo presión política suficiente para que países como Inglaterra cedieran la independencia (para luego buscar otros mecanismos de dominación), en otros hubo luchas armadas prolongadas.
La conquista de las independencias africanas fue un proceso que se extendió por décadas. En otros casos, como Burkina Faso y Sudáfrica, las naciones ya no estaban formalmente bajo el yugo colonial, pero los movimientos revolucionarios conquistaron una «segunda independencia.»
Investigación y textos: Ricardo Vaz. Infografías: Kael Abello