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Ghassan Kanafani: Arte, literatura y revolución

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Ghassan Kanafani fue un escritor, periodista y artista revolucionario, una de las figuras legendarias del movimiento de liberación palestino. Cuando se cumplen 50 años de su asesinato a manos del Mossad, recordamos su vida y su legado.

Un novelista políticamente comprometido

Kanafani nació el 8 de abril de 1936 en Acre, Palestina. Vivió en Jaffa hasta que su familia fue expulsada durante la Nakba de 1948. Finalmente se instaló en Damasco, después de pasar por varios campos de refugiados. Habiendo vivido y posteriormente dado clases en los campos de la UNRWA (agencia de la ONU para los refugiados palestinos), esto se convertiría en un tema recurrente en sus escritos.

Su actividad política comenzó durante sus estudios de literatura árabe en la Universidad de Damasco. Kanafani conoció a su camarada de toda la vida, George Habash, quien lideraba el Movimiento de Nacionalistas Árabes (MNA). Su activismo político hizo que Kanafani fuera expulsado de la universidad. Tras un tiempo enseñando en Kuwait, se trasladó a Beirut en 1960 por invitación de Habash para unirse al equipo de redacción del periódico del MNA, al-Hurriyya (“Libertad”).

Kanafani prosperó como periodista, trabajando en otras publicaciones del nacionalismo árabe sobre el tema de la liberación palestina. En la década de 1960, el joven revolucionario comenzó también a escribir de forma prolífica.

Hombres en el sol (1962) es quizás la obra literaria más aclamada de Kanafani. La novela corta cuenta la historia de tres palestinos en el exilio que mueren en un camión cisterna vacío cuando su conductor se retrasa en un puesto de control. Las muertes no se atribuyen al calor abrasador, sino al silencio de las víctimas mientras sufren. Una característica de los escritos de Kanafani es su descripción de los palestinos y palestinas de a pie. Ni héroes caricaturescos ni mártires, sino personas corrientes, movidas por motivos nobles o mezquinos. Pero el trasfondo es siempre la cruda y trágica realidad a la que se enfrenta el pueblo palestino, ya sea en el exilio, bajo la ocupación o en los campos de refugiados.

Kanafani siempre insistió en que su visión política y su escritura no eran construcciones separadas. “Desarrollé conciencia política porque soy un novelista, no lo contrario”, dijo una vez. Acuñó el término “literatura de resistencia” y afirmó que los autores palestinos “escriben por Palestina con sangre” en referencia a la imposibilidad de escapar del contexto de ocupación y desposesión.

Del nacionalismo árabe al FPLP

El nacionalismo árabe dirigido por Nasser sufrió un golpe fatal con la derrota en la Guerra de los Seis Días de 1967. Habash, Kanafani y otros, completaron su transición al Marxismo-Leninismo y fundaron el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

Los últimos años de la década de 1960 fueron un periodo de radicalización de la lucha de liberación palestina, ahora organizada bajo el paraguas de la OLP, donde el FPLP era la segunda facción más importante detrás de la Fatah de Yasser Arafat.

Las facciones más revolucionarias entendieron y retrataron el movimiento palestino dentro de una lucha global antiimperialista. “Nuestro enemigo en la batalla es Israel, el sionismo, el imperialismo mundial y la reacción árabe”, se podía leer en la Estrategia para la Liberación de Palestina de 1969 del FPLP, redactada por Kanafani y otros intelectuales.

Como tal, las organizaciones palestinas debían tomar las riendas de sus propios destinos y no ser rehenes de los regímenes árabes reaccionarios que utilizaban a Palestina para promover sus propios intereses, y siguen haciéndolo. Siempre fue una contradicción que la liberación de Palestina dependiera de vestigios medievales como los Hachemitas o la familia Saud. Gobernantes cuya propia existencia es una consecuencia del imperialismo.

La lucha armada y los fidayines se convertirían en temas recurrentes en los cuentos de Kanafani, pero sin glorificar un camino que tenía mucho de sacrificio para una generación joven.

Una de sus principales novelas escritas durante esta época fue Regreso a Haifa. Narrando diferentes líneas temporales entretejidas de forma muy elegante, Kanafani cuenta la historia (ficticia) de una pareja palestina que regresa a su antiguo hogar para encontrarlo ocupado por una familia judía polaca que había sobrevivido al Holocausto. No sólo eso, sino que además adoptaron y criaron al bebé de la pareja palestina, que se había perdido cuando la población palestina se vio obligada a abandonar Haifa en 1948. La historia lleva a los protagonistas palestinos (y al propio Kanafani) a concluir que sólo la lucha armada liberará su patria. Otro aspecto interesante es que el relato muestra el lado humano de los ocupantes judíos, aunque ellos sean la manifestación de un proyecto colonial despiadado. Es una humanidad que siempre ha sido difícil de encontrar en el regimen de la violencia, los desalojos y el terror de Israel. Y es ciertamente una humanidad que los ocupantes nunca han concedido al pueblo palestino.

Tan esencial como la vida misma

Kanafani era una figura clave en el FPLP. Actuaba como portavoz y dirigía el órgano oficial del partido, al-Hadaf (fue nombrado póstumamente miembro del politburó). Es poco sabido que también era un artista talentoso: diseñó varios carteles icónicos que se convertirían en algunas de las imágenes más reconocidas de la lucha por la liberación de Palestina.

La liberación de Palestina era, en sus palabras, “una causa para cualquier revolucionario”, y sus esfuerzos en diferentes campos fueron masivos en la internacionalización de la lucha en el mundo árabe y más allá.

Kanafani dejó un enorme legado de relatos, ensayos, arte y mucho más. Gracias a los esfuerzos de su esposa, Annie Kanafani (Hoover de soltera), y de sus compañeros políticos, gran parte de su obra está disponible en otros idiomas. En un extracto de una entrevista, publicada hace algunos años, el cuadro del FPLP desmontó notablemente ideas erróneas y dejó claro en qué consiste la lucha por la emancipación.

El periodista australiano Richard Carleton vio su planteamiento, equivocado aunque bien intencionado, de “hablar” con los israelíes desechado de forma elocuente como “una conversación entre la espada y el cuello”. Como argumentó Kanafani, no corresponde a los movimientos de liberación hablar con los colonos, y los Acuerdos de Oslo reforzarían trágicamente este punto. Al final de cuentas, la ocupación sionista de Palestina no es un malentendido.

Pero tal vez el punto más notable que hace Kanafani es rechazar la idea de que de alguna manera valdría la pena dejar de luchar para que nadie más muriera.

“Para nosotros [los palestinos], liberar a nuestro país, tener dignidad, tener respeto, tener nuestros derechos humanos fundamentales, es algo tan esencial como la vida misma”.

El comando que nunca disparó un arma

No es un misterio por qué Kanafani fue señalado por la ocupación israelí y sus patrocinadores extranjeros como blanco a ser eliminado. Carismático y prolífico, capaz de combinar arte, literatura y periodismo, era determinante para los avances palestinos en el campo de batalla de la opinión pública.

El revolucionario del FPLP fue asesinado, junto a su sobrina Lamis de 17 años, por un coche bomba del Mossad el 8 de julio de 1972, cuando salía de su casa en Beirut. Tenía solo 36 años. “Un comando que nunca disparó un arma”, decía su obituario.

Los sionistas pensaron que matando a Kanafani lo harían desaparecer. Sin embargo, como lo descubrieron muchos otros opresores que tuvieron ideas similares, no fue así. Desde murales hasta fotos de perfil en las redes sociales y libros recién editados, Ghassan Kanafani es más popular que nunca como inspiración política, artística y literaria para las nuevas generaciones.

Los colaboracionistas y conciliadores pueden ser elogiados por los ocupantes, pueden disfrutar de estilos de vida opulentos mientras perjudican la causa que una vez defendieron. Incluso pueden ganar premios Nobel de la Paz. Pero a pesar de las enormes campañas mediáticas, el pueblo no olvida quiénes son sus héroes y heroínas. Son Kanafani y otros como él los que siguen inspirando las luchas por un mundo mejor y especialmente por la liberación de Palestina. Son los que encarnaron las causas colectivas y lucharon por ellas hasta su último aliento. Y eso es tan esencial como la vida misma.

Investigación y textos: Ricardo Vaz. Ilustración y diseño: Luis Cario.

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