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Lorençana de Acereto: la primera bruja de América

La violenta fricción cultural del Caribe colonial produjo cruces y combinaciones que escapaban a los esquemas de comprensión europeos. En el registro histórico, este relato fue escrito con la caligrafía afectada de quien intenta llenar de sentidos una realidad que desconoce. Así sucedió, en los albores del siglo XVII, con el primer caso de brujería registrado por la inquisición en el nuevo mundo: el proceso contra Lorençana de Acereto en Cartagena de Indias.

De Lorençana es poco lo que se sabe, pero es mucho lo que cuenta su leyenda. Su figura hay que saber leerla por entre las ranuras de los documentos oficiales. Cuenta la tradición, por ejemplo, que era hija del pirata Francis Drake quien, a su paso por Cartagena tuvo amoríos con la esposa de un marinero portugués. Quedó huérfana a la edad de siete años. Su tío encargó a los esclavos la crianza de Lorençana. Con ellos, desde temprana edad, se inició en las prácticas culturales de los bantú y se interesó por los secretos de las plantas tropicales. Con el tiempo, llegó a ser una respetada sacerdotisa vudú.

La alta sociedad de Cartagena no podía ver con buenos ojos a Lorençana. Ella era una síntesis de ese caribe mestizo que crecía a los márgenes de la amurallada ciudad. Su figura se encontraba en el punto de cruce de un temido pirata, de una mujer que rechazaba las convenciones en favor de su libertad, y de un saber ancestral traído desde las lejanas costas de África.

Seguramente, el Inquisidor Juan de Mañozca consideraba herejías escandalosas las prácticas religiosas de los esclavos, que enredaban en sus ceremonias los signos de la cristiandad con extraños cantos y ritos traídos de África. Pero en Lorençana estas prácticas le han debido parecer aun más peligrosas. Lorençana, en su condición de mujer blanca de cierta posición, representaba una bisagra entre ambos mundos: mujeres distinguidas la visitaban en busca de consejo y sanación. Corregir esta fisura en el orden colonial se volvió una prioridad para el Inquisidor.

El Santo Oficio se llevó a Lorençana en 1611 del convento de Carmelitas donde se encontraba amamantando a su hija para que presentare testimonio en el Palacio de la Inquisición. Al volver del Tribunal, la pequeña había muerto de asfixia. Cuentan que a manos de un cura que consideraba a la criatura una abominación. La cólera de Lorençana y su sed de venganza fueron entendidas por las autoridades como la confirmación de que se trataba de una bruja y la detuvieron, junto a varios esclavos que habían recogido realizando ceremonias vudú. Probablemente, junto con los otros reos, fue sometida a los tormentos del potro, el cordel o la gota de agua: testimonios de la época confirman que por esos años estas torturas se aplicaron en la ciudad con especial severidad para obtener confesiones en los casos de brujería. En 1613 se presentó en el Palacio de la Inquisición un documento donde se listan los distintos hechizos, amarres, rezos, supersticiones y sortilegios de los que formalmente se acusó a Lorençana:

La dicha rea enseñó a uno de los testigos la oración de la estrella

…enseñó la dicha rea al testigo una oración para traer un hombre a su voluntad, en la cual se invocaban tres demonios

Y así mismo le testifican que la dicha rea hizo la oración del “señor de la calle”

…y que enseñó la dicha rea otra oración a uno de los testigos, que comienza “Fulano, bravo estáis como un león”… 

la dicha rea dijo a uno de los testigos que ella había hecho conjuros llamando los demonios en presencia de cierta persona ya difunta

…había aprendido un remedio de unas avellanas, con que se hacía un hechizo, sacando sangre del dedo del corazón y haciendo en cada uno de ellos una cruz

así mismo le testifican que había enviado una cabeza de asno a aderezar, para dar a su marido los sesos

…y que había hecho la suerte del agua…

y la suerte del dedazo, con las bendiciones y conjuros, que en ella se dicen

y que así mismo había hecho hechizos con una calavera del difunto, haciéndola polvos para dárselos a su marido

Y también que la dicha rea había hecho un muñeco con piernas y brazos y le puso una venda atada al cuerpo y lo envió al dicho hechicero para que lo aderezase

la dicha rea dio a comer a uno de los testigos y a su marido unas berenjenas y que en acabándolas de comer, ambos dos habían estado muy malos

Visto en consulta fue votado que la dicha rea oiga una misa en la capilla de este Santo Oficio, en forma de penitente, y en dos años de destierro voluntario de esta ciudad y su gobernación y en cuatro mil ducados para gastos de este Santo Oficio. Ejecutóse. 

Lorençana se salvó de morir en la hoguera gracias a las maniobras políticas de algunos de sus protectores en la alta sociedad. De su vida en el destierro poco o nada se sabe, pero la historia la recuerda como la primera bruja de América.


Ilustraciones: Valentina Aguirre Textos: Kael Abello


Las opiniones expresadas por las y los autores no necesariamente coinciden con las de la totalidad de la Comunidad Utopix.

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1 comentario en «Lorençana de Acereto: la primera bruja de América»

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