La segunda mitad del siglo XX en el continente fue un período de lucha y revolución, pero también de represión y dictaduras. El movimiento sindical, tradicionalmente combativo, estuvo en permanente movilización, exigiendo mejores condiciones y derechos laborales. Al mismo tiempo, fue uno de los principales blancos de regímenes militares que se instalaron y mantuvieron con el apoyo de Estados Unidos. Pero la clase obrera organizada nunca se rindió, y sus acciones fueron golpeando la legitimidad de varios gobiernos hasta abrir el camino para grandes cambios. El Cordobazo, en Argentina, fue una insurrección obrero-estudiantil que precipitó el fin de la dictadura instaurada con el golpe de Estado de 1966. Del otro lado de la frontera, en Brasil, los sindicatos industriales de la región ABC de São Paulo estuvieron más de dos años en lucha. Exigían mejores condiciones y autonomía sindical. Las huelgas llevaron a la creación del Partido de los Trabajadores e hirieron de muerte a la dictadura militar.