Mientras los movimientos sindicales y campesinos avanzaban, en los años 20 comenzaron a surgir en Latinoamérica organizaciones para reivindicar los derechos de las mujeres. Una de las primeras banderas de lucha fue el sufragio universal. Aunque no fuera este un cambio radical, las posiciones combativas de los primeros movimientos feministas desafiaban las raíces religiosas y conservadores de las sociedades criollas. El primer avance histórico tuvo lugar en Uruguay en 1927, en el Cerro Chato, cuando se realizó un plebiscito para reorganizar la jurisdicción del pueblo. Aunque fue una votación estrictamente local, fue la primera contienda electoral en la región latinoamericana en la que votaron las mujeres. En el vecino Brasil, la Federación Brasileña por el Progreso Femenino hizo del sufragio una de sus principales exigencias, conquistando el derecho en 1932. En otros países la lucha demoró más, siendo adoptado el voto universal en los años 40, 50, o en el caso de Paraguay, recién en 1961.