“Eran las ocho y cuarenta exactamente cuando una tempestad de aclamaciones anunció la entrada del Buró, con Lenin, el gran Lenin. […] Aunque no se prestaba mucho, físicamente, para ser el ídolo de las multitudes, fue querido y venerado como pocos jefes en el curso de la historia. Un extraño jefe popular, que lo era solamente por la potencia del espíritu.”
John Reed,
‘Diez Días que Estremecieron el Mundo’
Vladimir Ilich Ulianov, conocido como Lenin, nació el 22 de abril de 1870 en Simbirsk (Rusia). Un estudiante brillante y líder político precoz, se sumaría al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Lenin llevaba el periódico del partido (Iskra) y más tarde vendría a dirigir la fracción mayoritaria – bolchevique. Con una constante actividad política y producción teórica voraz, la oposición de Lenin al régimen zarista le forzaría a largos períodos en el exilio, lo que no le impediría jugar un papel clave en los acontecimientos. En el período convulsionado que siguió a la caída del zar con la Revolución de Febrero de 1917, fue el liderazgo de Lenin el que llevó al Partido Bolchevique, minoritario en ese momento, a dirigir y ejecutar el episodio que marca un antes y un después en la historia de la Humanidad – la Revolución de Octubre. A la naciente revolución socialista nunca le faltaron enemigos, pero sobre todos triunfó hasta consolidarse en la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.). Lenin fue el primer Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, el cargo máximo de la U.R.S.S. Falleció en enero de 1924, luego de un ACV que lo debilitó, pero quedó como una figura que cambió la historia, y una referencia política y teórica para todos los movimientos revolucionarios del siglo XX.
Ilustraciones: Veldrinne Textos: Ricardo Vaz
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