Hace cuarenta años, en octubre de 1979, los hermanos Ortega Santizo pintaban los primeros murales de su serie de emblemáticos trabajos en la Nicaragua sandinista. La revolución había triunfado hacía pocos meses y se había vuelto un foco de gravitación para importantes actores culturales. La Brigada Muralista Felicia Santizo, integrada por los hermanos panameños Virgilio «Viyiyo» Ortega Santizo e Ignacio “Cáncer” Ortega Santizo, fue el primer grupo internacional de artistas plásticos que viajó a Nicaragua luego de que el FSLN entrara en Managua.

En esta primera visita, los hermanos Ortega Santizo se aliaron con la nueva Policía Nacional Sandinista y junto a ella, durante un año, viajaron por todo el país pintando una gran cantidad de murales que intentaban contar y registrar los cambios que vivía la Nicaragua de esos primeros años de revolución.

Ambos hermanos vivieron y estudiaron en Brasil en la década de los años setenta. Estuvieron en contacto con la movida del arte popular y revolucionario. En su Panamá natal iniciaron actividades y proyectos artísticos en ramas que iban desde la música hasta la plástica. Fundaron la brigada muralista en honor a su abuela, Felicia Santizo, quien fuera una importante educadora y política afropanameña.

De la estancia de los Ortega Santizo en Nicaragua destacan sus murales en la sede de la Academia de la Policía en Managua, los del Centro Popular de Cultura de Estelí, la fachada de la Policía Sandinista en Matagalpa, las pinturas en las antiguas prisiones somocistas sobre los horrores de la dictadura, su mural en el aeropuerto de Managua, el del Centro Penitenciario Jorge Navarro y su contribución artística en el Centro de Espiritualidad Mons. Óscar Arnulfo Romero.

Si bien la revolución en Nicaragua se nutrió en grandes dosis de los referentes de la tradición visual de las insurgencias latinoamericanas y de los movimientos de izquierda en general, también es cierto que el sandinismo pujó siempre por nuevas formas. En esta búsqueda, los murales de la Brigada Santizo contribuyeron enormemente a levantar un relato en imágenes de la revolución sandinsta, con sus particularidades y especificidades. En Latinoamérica (y en especial en Centroamérica) la expresión pictórica y los muros han mantenido una inseparable relación que va, ininterrumpida, de los estucos maya a los artistas urbanos de hoy en día. Para conocer la historia de nuestros pueblos es preciso mirar las paredes.
