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La Guerra de Corea fue el primer gran conflicto internacional que se siguió a la Segunda Guerra Mundial. Con la Guerra Fría en marcha, Estados Unidos buscaba proyectar su influencia por doquier y frenar el avance del socialismo y de la Unión Soviética. Pero surgía también un nuevo “actor” de peso: la República Popular China.
Luego de rápidos avances del Ejército Popular de Corea (del Norte) en 1950, EE.UU. reaccionó con una gran ofensiva que llegó casi a la frontera con China. En respuesta, el Ejército Popular de Voluntarios (EPV) chino entró directamente en la guerra.
La guerra se estancó a mediados de 1951, sin grandes avances territoriales, pero los combates se mantuvieron feroces. Uno de los episodios más marcantes fue la llamada Campaña de Shangganling, también conocida como batalla de Triangle Hill, en octubre-noviembre de 1952.
La 15 División del EPV ocupaba este territorio estratégico cerca de la frontera. Durante más de un mes, fuerzas norteamericanas y aliadas lanzaron una ofensiva pero fueron repetidamente rechazadas por las tropas chinas. Aunque en clara inferioridad en artillería y aviación, los voluntarios chinos resistieron heróicamente.
La victoria en Shangganling reforzó las posiciones china y norcoreana en las negociaciones de paz, mientras EE.UU. dejó de conducir operaciones militares a larga escala. La batalla es recordada en China como un ejemplo de resiliencia y sacrificio que aceleró el ascenso del país en la escena internacional.
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Redacción: Ricardo Vaz. Ilustración: Pablo Kalaka.
