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El Ejército Rojo soviético pasó a la ofensiva tras cambiar los destinos de la Segunda Guerra Mundial con su épica victoria en Stalingrado. Luego de otros triunfos decisivos en Kursk y Leningrado, la URSS estaba lista para arrasar el Frente Oriental.
Las fuerzas soviéticas avanzaron por el sur, expulsando a la Alemania nazi de Ucrania en la primavera de 1944. En verano, el Ejército Rojo puso sus miras en el norte. La Operación Bagration, lanzada el 22 de junio, tenía como objetivo liberar Bielorrusia.
El Ejército Rojo movilizó a más de 1,5 millones de soldados, casi 4.000 tanques y 8.000 aviones, y tenía el viento a favor para arrollar a las fuerzas alemanas.
La ofensiva tuvo cierto éxito inicial, haciendo retroceder al enemigo de sus posiciones, y una victoria clave fue la liberación de Minsk en los primeros días de julio. Los soviéticos, con la ayuda de partisanos detrás de las líneas enemigas, avanzaron sobre la ciudad desde tres direcciones y superaron por completo las defensas nazis. El rápido movimiento dejó completamente rodeados a 100.000 soldados alemanes y destruyó el Cuarto Ejército de la Wehrmacht.
La Operación Bagration se prolongó hasta el 19 de agosto y fue un éxito rotundo para la URSS. No solo liberó completamente Bielorrusia, dando un duro golpe a la Alemania nazi en el proceso, sino que también preparó al Ejército Rojo para nuevas ofensivas en los estados bálticos y Polonia. El fin de Hitler estaba cerca.
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Redacción: Ricardo Vaz. Ilustración: Miguel Guerra.