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No hay tradición humana más digna que el sacrificio. No me refiero a ritos barbáricos arcaicos. O al historial de religiones tradicionales van de la mano con tiranos y desprecian la vida. Me refiero al heroico acto de entregarse por el bien de los demás. La vida de Camilo Torres Restrepo es un ejemplo de este tipo de virtud.
Nacido en una familia aristocrática el 3 de febrero de 1929 en Bogotá, Torres vendría a ser un sacerdote católico romano y sociólogo. Cuando fue docente en la Universidad Nacional de Colombia se involucró en movimientos políticos y estudiantiles. Desarrolló un liderazgo natural, pero su presencia no era bien vista por el gobierno, o por la jerarquía de la iglesia, que no se identificaba con su visión política.
La industrialización y desarrollo económico de los años 40 y 50 en América Latina trajeron beneficios económicos para las clases media y alta en Colombia a costa del pueblo campesino y de la clase obrera. Torres y otros miembros de la iglesia, curas y monjas, creían que la Iglesia tenía que defender a los pobres. Juntaron los principios cristianos de pregonar a los pobres con una crítica marxista del capitalismo. Esta mezcla de socialismo y religión es un ejemplo de lo que se vino a conocer como la Teología de la Liberación. Torres recordaba que “las personas no son pobres por casualidad; su pobreza es en gran medida consecuencia de cómo se organiza la sociedad”.
Esta ideología se convirtió en una amenaza tan grande para los explotadores de la clase obrera que los asesores del Presidente Ronald Reagan argumentaron que “la política exterior norteamericana tiene que empezar a contraatacar (y no sólo reaccionar contra) la Teología de la Liberación”. Esto pasó casi 15 años después de la muerte de Camilo Torres.

Adaptación a un solo color del Cristo Guerrillero de Alfredo Roostgard.
En 1966, la represión de los liberales y el tratamiento de los pobres por parte del gobierno colombiano llevaron Torres a la conclusión que los métodos pacíficos nunca asegurarían la liberación de los pobres. Abandonó su trabajo y se sumó al Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla que combatía contra el ejército colombiano. Una fuente de inspiración y guía espiritual, lo bautizaron como “el cura guerrillero”. Una vez dijo ““tuve que despojarme de la sotana, para poder ser un verdadero sacerdote”.
El 15 de febrero de 1966, Camilo Torres fue asesinado en su primera experiencia de combate. El ELN lo declaró un mártir oficial. La cita más conocida que se atribuye a Camilo dice precisamente, “si Cristo estuviera vivo hoy, sería guerrillero”. ¿Y quién podría discordar? Fue el mismo Cristo quien dijo, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13)
El amor de Camilo Torres por el prójimo y los sacrificios que hizo han inspirado a varias generaciones. En República Dominicana (1970), un grupo revolucionario de clérigos, estudiantes y otros asumió el nombre de CORECATO (Comando Revolucionario Camilo Torres). Y el 2009, en Nueva York, la Iglesia de San Romero de las Américas inició el proyecto Camilo Torres, luchando por justicia social en la comunidad de Washington Heights.
La vida y la muerte de Camilo Torres han influenciado a inmensa gente en la lucha contra la opresión. Su ejemplo simboliza una verdad conmovedora: mientras existan quienes están dispuestos a sacrificar a los demás, los mejores de nosotros estarán dispuestos a sacrificarse POR los demás.
Redacción: R. Ya’iyr Carter.* Ilustración: Luis Cario.
Utopix desarrolla una colaboración con el Imprisoned Abolitionist Collective (IAC) para producir contenidos sobre luchas pasadas y presentes para distribuir en cárceles norteamericanas. El IAC es un grupo de personas encarceladas comprometidas a luchar contra el opresor complejo industrial-penitenciario en EEUU.
*R. Ya’iyr Carter es un activista detenido en Pennsylvania, EE,UU. Escribe para inspirar y generar conciencia.