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Stokely Carmichael sobre la integridad cultural

Stokely Carmichael (1941-1998), más tarde conocido como Kwame Ture, fue un activista e intelectual del movimiento de liberación negra en Estados Unidos. Joven y carismático, Carmichael asumió un papel protagónico a partir de los años 60 en las crecientes luchas del pueblo Afro-Americano contra el racismo y en defensa de sus derechos. Desarrolló también una visión internacionalista y pan-africanista (en 1969 se mudaría a Guinea) de la liberación negra. En este discurso («Solidarity with Latin America»), pronunciado en Cuba durante la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad en 1967, explicó la importancia de la integridad cultural y del «poder negro», además de establecer puentes con las luchas anti-imperialistas en América Latina.

ABRE COMILLAS


“Poder Negro” (“Black Power”) es más que un eslogan; es una forma de mirar nuestros problemas y empezar a resolverlos. Ataca el racismo y la explotación, los dos cuernos del toro que nos embiste.

Estados Unidos es un país racista. Se ha construido desde su fundación sobre la base de la explotación de la gente de color. Para esclavizar a otro ser humano, se necesita una justificación, y Estados Unidos siempre encontró esta justificación en la proclamación de la superioridad de los blancos y la inferioridad de los no-blancos. Nos llaman “niggers”; a la gente que habla español le llaman “spies”; a los chinos, “chinks”; a los vietnamitas, “gooks”. Deshumanizar a las personas de color, en los ojos el hombre blanco, justifica que seamos esclavizados, explotados y oprimidos.

Cuando se logra convencer a un hombre de que es inferior, se hace aún más fácil mantenerlo como esclavo. ¡Es mucho más fácil encadenarlo luego de hacerlo creer que es inferior! Mientras eso pase, ese hombre se mantendrá a sí mismo encadenado. Mientras un esclavo permita que su amo lo defina como esclavo, será un esclavo incluso si el amo muere. […]

El Poder Negro ataca este lavado de cerebro al decir “nosotros nos definiremos a nosotros mismos”. No seguiremos aceptando la definición del hombre blanco que nos califica como feos, ignorantes e incultos. Reconoceremos nuestra propia belleza y nuestra propia cultura, y dejaremos de avergonzarnos de nosotros mismos. Un pueblo avergonzado de sí mismo no puede ser libre.

Dado que nuestro color ha sido utilizado como arma para oprimirnos, debemos utilizar nuestro color como arma para liberarnos, del mismo modo que otros pueblos utilizan su nacionalidad como arma para su liberación. El Poder Negro comprendió que se nos hace sentir inferiores para poder explotarnos más fácilmente. Pero aunque destruyéramos el racismo, no destruiríamos necesariamente la explotación; y si destruyéramos la explotación, no acabaríamos necesariamente con el racismo. Hay que destruir ambos; hay que lanzar constantemente un ataque a dos bandas; hay que mantener el enfoque en los dos cuernos del toro. […]

Vemos con creciente preocupación que Estados Unidos intentará por todos los medios impedir las luchas de liberación que recorren el Tercer Mundo, pero en particular sabemos que Estados Unidos es quien más teme la lucha de liberación en este continente. Para sentirse geográficamente seguro, Estados Unidos debe dominar a América Latina, económica, política y culturalmente; no les serviría a los anglos quedar aislados en un continente hostil.

El Poder Negro no sólo se dirige a la explotación, sino también al problema de la integridad cultural. La sociedad occidental siempre ha comprendido la importancia del idioma para la conciencia cultural y la integridad de un pueblo. Allá donde ha ido el imperialismo, ha impuesto su cultura por la fuerza a otros pueblos, obligándoles a adoptar su idioma y su modo de vida. […]

Los descendientes actuales de los esclavos africanos traídos a América han sido apartados de sus raíces culturales y nacionales. A los niños negros no se les enseña la gloria de la civilización africana en la historia de la humanidad, sino que se les enseña que África es «el continente oscuro», habitado por salvajes caníbales. No se les enseña acerca de los miles de mártires negros que murieron resistiendo a los traficantes de esclavos. No se les enseña sobre los numerosos levantamientos y revueltas, en los que cientos de valientes africanos se negaron a someterse a la esclavitud. En cambio, en sus libros de historia aparecen «esclavos felices cantando en sus campos… contentos con sus nuevas vidas». A los «pocos» esclavos que se resistieron se les llama «buscapleitos», «descontentos» o «locos».

Los niños negros de Norteamérica crecen aspirando sobre todo a entrar en la sociedad blanca, no sólo porque en la sociedad blanca se come mejor, se viste mejor y se puede vivir mejor, sino también porque han sido bombardeados por los medios de comunicación controlados por los blancos, y educados por profesores negros con mentes blancas en que lo blanco es mejor, lo blanco es bello. Se necesitan rasgos, forma de hablar y aspiraciones anglosajonas para tener éxito, incluso dentro de la comunidad negra. El hombre blanco apenas necesita vigilar sus colonias dentro de este país, ya que ha saqueado las culturas y esclavizado las mentes de la gente de color hasta tal punto que su resistencia ha quedado paralizada por el odio a sí misma.

Por lo tanto, una lucha importante en el Tercer Mundo es la lucha por la integridad cultural. Dondequiera que ha ido la sociedad occidental, como nos dice Frantz Fanon, ha impuesto su cultura por la fuerza. La población de un país conquistado empieza a creer que la cultura occidental es superior a la suya. Los jóvenes empiezan a dejar de lado la riqueza de su cultura nativa para adoptar los oropeles de la cultura occidental. Se avergüenzan de sus raíces e, inevitablemente, se ven atrapados en una vida de odio a sí mismos y en la búsqueda egoísta de beneficio propio. Así es como Occidente atrapa a pueblos enteros con muy poca resistencia. Una de nuestras principales batallas es desarraigar los valores occidentales corruptos, y nuestra resistencia no puede prevalecer a menos que se restaure y mantenga nuestra integridad cultural.

Entonces, de la historia de nuestro pueblo sabemos que nuestras luchas y las de Ustedes [pueblos latinoamericanos] son las mismas. Es difícil tener la información necesaria de lo que pasa en América Latina. En muchos sentidos somos analfabetos. No conocemos sus héroes, sus batallas ni sus victorias. Pero estamos trabajando para aumentar la conciencia Afro-Americana para que se expanda internacionalmente, y Estados Unidos teme esto más que cualquier otra cosa.



ABRE COMILLAS es una columna que recoge citas, transcripciones y fragmentos textuales en donde importantes actores reflexionan en torno a una producción cultural alternativa.

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