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Temas para la exposición sobre Rosa Luxemburgo

FORMATO: TABLOIDE VERTICAL FULL COLOR

FECHA DE ENTREGA: 15 DE ENERO DE 2024

TEMAS:

A los 16 años, Rosa Luxemburgo se une al partido revolucionario Proletariat. Este grupo, continuidad del surgido en 1882 y que fue la vanguardia de un movimiento de masas que, a diferencia de sus contemporáneos rusos, tenía una vinculación más orgánica con el movimiento obrero, lejos del iluminismo individualista de algunos grupos de intelectuales rusos. Esta relevancia le valió al grupo la represión de 1886, dejando a pequeños círculos organizados, uno de los cuales será al que se integrará Luxemburgo. La relevancia de su papel militante en la organización terminó por llamar la atención de las autoridades y bajo este peligro se decide trasladarla en 1889 fuera de Polonia, concluyendo con su salida hacia Zurich, Suiza en ese mismo año.   

El exilio en Suiza, que en el periodo era el principal punto de llegada de la emigración rusa y polaca, le permitió a Luxemburgo integrarse a los debates teóricos más candentes del momento. Este ambiente de militancia internacionalista, su militancia en Proletariat que pasaría a convertirse en el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y su ingreso a la universidad le permitieron convertirse tempranamente en uno de los más importantes cuadros teóricos del partido. Esto le valió ser la colaboradora más importante de la prensa del partido, el Sprawa Rabotnicza, que se publicaba en París y con ello ganarse un lugar entre los principales referentes de la teoría revolucionaria en el escenario del socialismo internacional.

Atraída por el auge del movimiento obrero alemán, que se había convertido en el principal centro de atracción del socialismo internacional, Luxemburgo se trasladó a Berlín en 1898. Este será el punto de llegada de la primera década de su militancia. Para este punto Rosa Luxemburgo es una de las dirigentes teóricas más potentes de su tiempo, manteniendo su independencia teórica aún frente a los más consagrados intelectuales del espectro revolucionario marxista. Luxemburgo se convierte en una de las principales colaboradoras de Die Neue Zeit, el periódico marxista de impronta teórica más importante, espacio desde el cuál defendió sus ideas frente a personajes como Karl Kaustky, director del periódico, y desde el cual desarrolló algunos de sus planteamientos más críticos al socialismo internacional, teniendo como punto referente su debate con el reformismo de Bernstein, dando a como resultado su icónico texto ¿Reforma o Revolución?. Alemania significó también el encuentro con algunos de los personajes más relevantes de los esfuerzos posteriores de la militancia de Luxemburgo, destacando entre ellos la revolucionaria Clara Zetkin, de quien abrevó algunas de las más críticas discusiones en torno a la mujer y el movimiento obrero y con quien años más tarde impulsará el esfuerzo de la Liga Comunista Espartaco.

Una de las experiencias más fuertes de su formación política estuvo signada por sus periodos carcelarios. Entre 1904 y 1907 Rosa Luxemburgo fue encarcelada tres veces. En cada una de ellas, la prisión le fue impuesta por mantener la coherencia entre sus ideas y su militancia internacionalista. En 1904 denuncia duramente los planes de guerra del gobierno alemán y es presa bajo el cargo de haber “insultado al Kaiser”, el sentido de esta actitud antibélica es fruto de su fuerte crítica a los nacionalismos, que había desarrollado en años anteriores, y el papel que desempeñan en la desarticulación de la lucha de clases. En 1905 el estallido de la revolución rusa de impronta democrático burguesa la lleva a entrar ilegalmente a la Polonia Rusa, aunque la revolución entra en un periodo de declive, el movimiento obrero mantiene una fuerte actividad clandestina y dentro de ella la distribución clandestina de la prensa revolucionaria, de la cual participaba Luxemburgo, tras el papel destacado en este periodo la policía la ubica por su participación política en la prensa, los mítines en fábricas y su papel organizativo en las huelgas obreras y es presa ese mismo año. Tras su liberación y expulsión del país, Rosa empieza a profundizar su teoría en torno a la huelga de masas como instrumento de la lucha política revolucionaria, en esta ocasión de cara a la primera experiencia revolucionaria rusa, dando por resultado su texto Huelga de masas, partido y sindicatos, al presentar estas ideas en un mítin, es arrestada en 1907 por “incitar a la violencia”.

A principios de la década de 1900 Rosa Luxemburgo traba relación con uno de los principales dirigentes comunistas de la futura Revolución Rusa, Vladimir Illich Ulianov Lenin. Esta relación estará marcada por intensos debates y polémicas en torno a la relación del partido y las masas, el rol de la huelga como instrumento de lucha, el futuro de la organización de la socialdemocracia en Rusia, la cuestión nacional entre muchos otros. Estas discusiones, que a la fecha siguen generando importantes reflexiones para la socialista a nivel internacional tuvieron también puntos de encuentro como lo fue la política conjunta que llevaron a cabo durante el Congreso Socialista de Stuttgart en 1907 en donde presentaron la resolución contra la guerra. Alimentada por estos fuertes debates, Rosa se integrará a la Escuela de Formación del PSD de cuyas sesiones extrajo el material para la composición de sus obras “Introducción a la economía política”, que no se publicaría en vida, y “La acumulación del Capital” publicada en 1913, obras de las cuales se recuperan algunas de las más importantes contribuciones de Luxemburgo a la tradición del propio Marx para el desarrollo de la crítica a la economía política.

Tras el estallido de la 1a Guerra Mundial, Rosa Luxemburgo se convierte en una de las más importantes militantes antibelicistas en el socialismo internacional. Esta postura la lleva a confrontarse con antiguos camaradas pues ella sostiene la necesidad de oponer un carácter de clase a la guerra en contra de la complicidad nacionalista entre la burguesía y algunos partidos de la socialdemocracia en Europa. Esta postura además, lejos de los planteamientos pacifistas liberales, pone el énfasis en la disyuntiva civilizatoria que implica apostar por la barbarie capitalista o construir la alternativa socialista que tiene por fundamento la lucha de clases. Esta militancia la lleva de nuevo a ser aprendida a inicios de 1914, el Tribunal de Frankfurt encargado de juzgarla se enfrenta a su histórico alegato que representa una de las exposiciones políticas más claras respecto a la posición del socialdemocracia revolucionaria con respecto a la guerra imperialista.

En 1914, las diferencias que venían agudizandose entre el ala derecha de la socialdemocracia y las células revolucionarias como la que giraba en torno a la militancia antibélica de Rosa Luxemburgo finalmente estallan en una diferencia irreconciliable cuando la socialdemocracia alemana con representación parlamentaria llama a votar por los créditos de guerra aliándose con la política imperialista del Kaiser. Los miembros radicales que denunciaban esta traición se unen en torno a la figura de Luxemburgo; Franz Mehring, Clara Zetkin, Karl Liebknecht y Paul Levi crean con ella el núcleo de oposición que en 1916 pasa a nombrarse el Grupo La Internacional. En octubre de ese mismo año comienzan a editar la revista clandestina Spartacus, epíteto con el que se identificará a este grupo a la postre para nombrar a la oposición de izquierda antibélica de 1914 y hasta 1918 cuando en conjunto con otras fuerzas configurarán el KPD el 30 de diciembre de ese año, distinguiéndose definitivamente de la socialdemocracia europea y su política claudicante y contrarrevolucionaria.

En noviembre de 1916 Rosa Luxemburgo es apresada por última vez por su militancia revolucionaria antibélica, a pesar de que durante su recluimiento se suceden algunos de los hitos más relevantes del socialismo como fue la Revolución rusa de 1917 y los posteriores levantamientos obreros en Alemania. Desde la distancia que le imponía la cárcel no dejó de publicar textos de forma clandestina entregando sus escritos a sus compañeros que la visitaban en la cárcel. Emprendió un debate sobre el significado político del triunfo bolchevique en Rusia, advirtiendo de los riesgos que representaría para la clase obrera internacional el celebrar acríticamente el desarrollo del proceso. Liberada en noviembre de 1918 Rosa se unió de inmediato a los acontecimientos de la revolución en Alemania.

Tras la salida de la cárcel, Luxemburgo se enfrenta a un escenario complejo en el que la Revolución en Alemania en conjunto con la dimisión del Kaiser han puesto al frente a la socialdemocracia alemana a través del frente unido representado por el Partido Socialdemócrata Alemán y el Partido Independiente Socialdemócrata Alemán que se se había desprendido del primero por las diferencias programáticas en torno a la guerra y a las concesiones a los capitalistas e imperialistas alemanes que había hecho el primero. Prontamente en diciembre de ese mismo año esta unidad se rompe haciendo que el USPD abandone la coalición. Para enero de 1919 el grupo de Luxemburgo empujó la creación del Partido Comunista Alemán, KPD, para construir una alternativa de izquierda en este turbulento escenario. Las condiciones de un nuevo levantamiento popular y el temor que esto le generaba al PSD los lleva a permitir que los grupos de milicias nacionalistas —los llamados freikorps, grupos paramilitares protofascistas— sofocaran la insurrección. El ascenso de la reacción llevó a la persecución, desaparición, encarcelamiento y asesinato de los antiguos líderes de la socialdemocracia y del comunismo internacional. Es así que el 15 de enero de 1919 Rosa Luxemburgo y su camarada Karl Liebknecht son aprendidos y cobardemente asesinados como consecuencia de la total rendición de la socialdemocracia al imperialismo que al mismo tiempo sería la primera victoria del futuro levantamiento fascista. 

El conjunto de la experiencia vital militante de Rosa Luxemburgo, su contribución teórica y política para la posterioridad es hoy, de cara a las grandes tareas de la Revolución de nuestros tiempos, un legado inobjetable de las luchas de los pueblos del mundo. El complejo entramado de voluntad política, coyuntura histórica y definición teórica que llevó a Rosa a situarse como uno de los principales referentes de su tiempo, abrió debates y lecciones para las revoluciones del presente que tienen por delante la necesidad de procesar esta misma historia para la organización de sus victorias. Ponderar en este escenario el legado amplísimo de una revolucionaria como Rosa nos debe llevar a contrapuntear las semejanzas del pasado en que combatió y nuestro presente. La necesidad de la recuperación de las aportaciones teóricas de grandes revolucionarias y revolucionarios, es una clara necesidad de nuestros días. Por décadas, particularmente desde la caída del bloque soviético, se ha intentado inocular a los movimientos sociales la idea de que la necesidad del desarrollo y entendimiento teórico y de impronta científica de la realidad a transformar, de la crítica de nuestra acción para su desarrollo y sobre todo la recuperación del horizonte de civilización y emancipatorio preconizado por quienes lucharon antes que nosotros, son reliquias de algún planeta desconocido. Estas grandes carencias de nuestros tiempos nos confrontan con contradicciones, salvando toda proporción, similares a la de la socialdemocracia alemana, donde las carencias de las alas moderadas y claudicantes de la izquierda han dado pie al resurgimiento de las opciones de derecha más reaccionarias. La Revolución sigue siendo el horizonte y Rosa Luxemburgo, junto con la pléyade de revolucionarios que nos legaron su aportación militante a las luchas de los pueblos, siguen siendo nuestros referentes. Su reivindicación no responde a un pasadismo melancólico, responde a la necesidad de entender la continuidad histórica de nuestras luchas y responder a la vigencia de nuestras banderas y reivindicaciones, de la necesidad y posibilidad de nuestra victoria. Mejor planteado en uno de los últimos textos conocidos de Luxemburgo:Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror de ustedes: ¡Yo fui, yo soy y yo seré!“.

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