La figura de Guerrero, insistentemente incrustada en las representaciones criollas blancas desprovisto de su origen racial, en la negación de la sociedad diversa e insurgente que compuso al naciente México independiente, es una de las figuras claves para entender el papel de las clases subalternas en los procesos revolucionarios en México y Latinoamérica. Un Vicente Guerrero que las élites criollas han tratado de hacer perdidizo en la historia, y en los casos más atroces, de asimilarlo.
«Las representaciones de Guerrero y de la población general del México independiente por parte de artistas mexicanos, refuerzan la identidad nacional que los liberales y conservadores querían construir. En lugar de representar la variedad racial —tan dominante en las obras de artistas extranjeros de la misma época—, insistieron en la homogeneidad de la población mexicana, blanqueando a Guerrero para hacerlo uno más de la élite. En su México imaginado, la presencia de la población de origen africano era incómoda, un problema para la homogeneización racial del país, una alteridad que despreciaban y condenaban.»
Ballesteros Páez, María Dolores, «Vicente Guerrero: insurgente, militar y presidente afromexicano»
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